No existe ser humano sobre la faz de la tierra, que no se deje conmover por cosas de la vida; todos en algún momento hemos sido vulnerables ante algo y éste es el caso de Marco, un hombre que para muchos no significa nada, pero que ha sacrificado bastantes cosas por alcanzar un sueño, uno que se asemeja al de un niño de 5 años y se basa especialmente en creer que el mundo se puede cambiar, donde hay que sentir esa magia de que todo puede ser mejor para todos.
Ese individuo que demostró su valentía para que cierto día le escucharan sus ideas locas, es aquel que en estos momentos, acompañado por muchos emprendedores más, da la cara por ParqueSoft Pereira, el mismo que lo conmueve la familia, le apasiona el trabajo y la intensidad le supera los límites.
Aquel de cabellera despelucada y de pinta informal, que detesta el protocolo y que en cuánta foto toman, él aparece, es el mismo que tiene un temperamento a ratos inaguantable.
Muy seguido de eso he escuchado que errar es de humanos y lo mejor, es que todos lo hacemos. Marco Antonio, como lo llaman sus padres es un malgeniado a todo dar, pero y entonces, quiénes somos para juzgar.
Mirando las cosas desde ese punto de vista es difícil tener buenas percepciones y no todos pueden entender que éste hombre del que les hablo, cree ciegamente en las ilusiones de los demás, se las ingenia para promover este cuento del emprendimiento, de ser alguien en la vida y de dar siempre el doscientos por ciento.
A lo mejor después de esto habrán algunos que no entiendan y la verdad no intento cambiar las percepciones de nadie, más bien acudo a mis palabras para contarles un poco de lo que ese personaje me ha enseñado en éste corto tiempo: Descubrí que no hay nada que se repita más que el éxito y que somos los únicos responsables de realizar nuestros sueños; pero en especial de que en el fondo todos seguimos siendo unos niños que sólo quieren alcanzar sus ilusiones.
Por eso el que hoy ocupa el puesto de Director ejecutivo en ParqueSoft, es el mismo al que se le ocurren buenas ideas bajo la ducha, que nos trae a Cata para que nos relaje con Yoga y el que cuando está de buen genio es un bacán.
En fin, no somos perfectos y errar es de humanos, ¡entonces qué más da!.
miércoles, agosto 17, 2005
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